Los toros de la Cortijuela
Un torito negro, feliz entre la retama, el romero y los ojos de lobo, mira curioso al visitante asombrado por verse tan cerca de un mítico animal de lidia y no ser atacado.
Entre el Trevenque poblado y abruptas caídas se queda la Cortijuela.
Los huraños novillos que por allí suelen pastar son mansos como ovejas porque han residido siempre en esta morada de un paisaje agreste, tosco y cerril.
Entre el Trevenque poblado y abruptas caídas se queda la Cortijuela.
Los huraños novillos que por allí suelen pastar son mansos como ovejas porque han residido siempre en esta morada de un paisaje agreste, tosco y cerril.
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